Juárez relata en un par de hojas de sus «Apuntes» que la educación recibida carecía de método.
Aquella educación se limitaba a instruir principalmente la lectura y la escritura. Si supiera Juárez que hoy día, a más de 150 años de su crítica, las escuelas de México se encuentran enseñando a leer y a escribir sin método. Terminaría aborreciendo a los maestros y no a los eclesiásticos, que confiesa son a quienes les tenía repugnancia, pero que al final fueron quienes mejor le proporcionaron alfabetización. Tomó la decisión de abandonar la escuela e ingresar al seminario en búsqueda de un mejor método para aprender lecto-escritura.
Lo valioso de estas líneas es apreciar la crítica de Benito Juárez a la educación. No critica los fines de la misma; critica sus métodos. Hoy día los maestros no paran de hablar de fines. Se juntan a elaborar los más rebuscados y ambiciosos fines de la educación, pero no se detienen a definir sus métodos. ¿De qué sirve saber a dónde ir si no se tiene cómo llegar? La educación de Juárez no tenía fines ni método, eso la volvía deficiente. La educación actual tiene fines pero no métodos, eso igual la hace deficiente.
Autor: Jesús Octavio Villarreal-Paz
Correo: villarrealpaz.jo@gmail.com
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