Existe en la página de la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio, un documento que enlista 85 posgrados dirigidos a quien esté interesado en hacer estudios educacionales. La mayoría de dichos posgrados están ofertados por Escuelas Normales y Centros de Actualización del Magisterio. O sea, por la mera meca de la formación de maestros en México.
Me sorprendió ver la gran variedad de títulos que hay en los programas ofertados. Pareciera que uno está frente a un puesto de botanas. Los hay de todos los sabores y para todos los gustos; para la maestra miel, para el que quiere estar a la moda, para el tecnológico y también para los más modestos.
Y es que, si lo importante es la venta de programas como fuente de empleo, más que como estrategia para profesionalizar al gremio, entonces resulta razonable que los títulos sean atractivos y persuasivos. Quizá de esa forma alguien se termine animando por hacer más de uno creyendo que aprenderá algo distinto sólo porque lleva otro nombre el título.
Hay posgrados sobre competencias, innovación, funciones directivas, educación especial, investigación interpretativa –esto quiere decir que no hay investigación, sino intuiciones y percepciones hechas pasar por investigación-, en liderazgo, sobre paz y conflictos, en tutoría, en inglés e historia, deportes, también en pedagogía, en convivencia armónica, en reconocimiento de las emociones, en “formación de formadores”, ciudadanía, educación al gusto, etc.
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Hay otros ejemplos más en el resto de la lista. Como lo son las maestrías en Investigación Educativa, Investigación Educativa Aplicada, Educación con Intervención en la Práctica Educativa y Metodología Interpretativa en Investigación Educativa. Repito, los Profesionales de la Enseñanza podemos inferir que estos programas no tienen muchas diferencias. Todas ellas son aplicadas, no hace falta que lo digan, porque la educación es un campo de aplicación, no uno de desarrollos básicos. Además, intervención equivaldría a aplicado, así que tampoco hay diferencias significativas. En cuanto a lo interpretativo, sabemos que en todas se hará la misma práctica “hermenéutica”. Todas estas se podrían llamar sólo Investigación Educativa y ya. Bajo el mismo nombre se reduciría la posibilidad de que algún colega ingenuo repita el mismo contenido en programas aparentemente distintos.
Homogeneizar títulos es apenas un camino para reducir títulos y variedad de programas. Desde luego quedan los programas inútiles por eliminar. Le seguiría con más ejemplos, pero ya me extendí bastante para el propósito inicial y tengo bastante sueño. Sigan ustedes y comparen otros programas.
Las ofertas educativas no son botanas. Están botanas, pero no son botanas. No podemos hacerlas al gusto sólo para vender más.
Documento: https://www.dgesum.sep.gob.mx/public/posgrado/Posgrados_vigentes_diciembre_2021.pdf
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